Quisiera contaros una experiencia que tuve en el 2003 en la India cuando estuve para un peregrinaje para visitar los sitios donde vivió sus experiencias Paramahansa Yogananda.
Hace ya bastante tiempo os conté lo que viví en Calcuta.
Puedo decir que en cada lugar sentí algo particular, especialmente a nivel espiritual y mental.
Por ejemplo, en Puri, en el ashram de Sri Yukteswar, donde este santo hombre murió en meditación y su cuerpo fue sepultado en la misma postura, conseguí quedarme meditando durante más de 4 horas sin notar el paso del tiempo, sentada en posición medio loto. Considerad que 18 meses antes fui operada de columna, una cirugía bastante compleja y dolorosa. Cuando salí de la meditación estaba perfectamente y no tenía molestia alguna. Pero pasó, otro día, algo que todavía a día de hoy no consigo explicarme de manera lógica y racional.
Había terminado el viaje y estaba en el aeropuerto de Nueva Delhi. Por la ilusión de estar en la India, durante el viaje había comprado muchas cosas y traído recuerdos a mi familia y amigos. Sabía que era un viaje que no sabía si volvería a repetir y gasté todo el dinero que había traído conmigo. Yo imaginaba que, siendo un viaje intercontinental, en el mostrador no habrían sido muy fiscales con el sobrepeso pero desgraciadamente veía que no permitían ni un kilo de peso por encima del límite.
Yo estaba en la cola, muy larga por cierto. No se porque me vino a la mente de controlar mi tarjeta del banco, viendo que el día antes había caducado. ¡No me lo podía creer! Tengo que precisar que yo hubiera tenido que volver dos días después pero, con mi amiga que me acompañaba desde España, decidimos cambiar el vuelo y anticiparlo de dos días. Su marido, desde España había hecho la modificación de los billetes y todo estaba confirmado. Empecé a preocuparme. No tenía dinero, ni 1 €, nada. Mi amiga ya había hecho el check in y había pasado los controles. Estaba sola, sin dinero y con algo de sobrepeso en la maleta. Empecé a pedir ayuda al Maestro Yogananda, explicándole que todo lo que había comprado era para regalárselo a la familia y a los amigos. Si lo pienso bien, para mi compré solo un pequeño pavo real de metal con la cola llena de pequeñas piedras, porque adoro estos animales. Como os dije antes, había una cola larguísima, yo estaba en el medio y no sabía que hacer. Mientras estaba pidiendo ayuda al Maestro se acercó a mi izquierda un hombre bajito y de una cierta edad, me pidió amablemente si quería hacer el control en otro mostrador. La cosa curiosa es que me lo pidió con voz muy baja, y solamente a mi. Le seguí y me llevó a una especie de mesita donde había una amable azafata delante de un anticuado ordenador . Pero no era un mostrador como los demás, no había cinta para pesar las maletas. Era una especie de mesa alta blanca. La señorita me pidió la documentación y controló en el ordenador mi billete y me dijo que me había equivocado de día y que el regreso era fijado dos días después. Le expliqué que me habían garantizado que todo estaba bien y creo que estaba para ponerme a llorar. Ella me sonrió y me dijo que en la vida todo se arregla y cambió el billete y para estar segura que no hubiera tenido otros problemas me día la carta de embarco también desde Londres hasta Madrid. Después me pidió la maleta y me vio claramente palidecer. El hombre que se había quedado allí cerca cogió la maleta, como si fuera una pluma y le dijo a la azafata que estaba muy ligera, me miró y me hizo un guiño. Este señor era muy bajito y muy delgado y mi maleta era muy, pero que muy, pesada. Después me devolvió los papeles y me deseó un buen viaje. Y cerró el ordenador. Los dos me acompañaron a un mostrador que estaba justo a lado de aquel en que yo estaba antes, pusieron la maleta en la cinta y dijeron a una azafata que estaba allí, que todo estaba en orden. Me saludaron, me desearon buen viaje y sonriéndome me preguntaron porque estaba en la India. Cuando le expliqué que había ido para rendir un homenaje a mi maestro Yogananda, los dos me miraron muy seriamente y me enseñaron un pin que tenían escondido detrás de la solapa del uniforme de la compañía aérea.
Era el logo diseñado por el maestro mismo y que le representa. Me quedé boca abierta y empecé a llorar abrazando a los dos. El viaje de vuelta fue perfecto, a pesar de ser muy largo. Nueva Delhi – Londres-Madrid-Málaga-casa.
Ahora mismo, mientras recuerdo cada detalle de aquella experiencia, me sorprende y me parece increíble pero me enseña que también cuando creemos que todo está perdido y que no hay solución posible, teniendo fe y pidiendo con el alma y el corazón, algo pasa. A mi pasó.
Maravilloso. Ya sabes qué talismán es el mío.
Hola querida, los tuyos han sido los primeros talismanes con el símbolo del Maestro. Te abrazo fuerte.
Si tu no eres lo que yo conozco no lo creeria.
Ha sido difícil creer también para mi que he vivido la experiencia.
Excelente
Cual seria mi talismán y cual su costo
Buenas tardes Paula, para saber como sería, que forma geométrica, que piedras y que simbología tendría que utilizar, necesito hacer el estudio. Cada persona es un mundo y cada talismán es único e irrepetible. Le enviaré un email. Gracias por comentar.
Buenas tardes Paula, he intentado enviarle email pero su correo no lo acepta. Gracias
semplicemente meraviglioso
Grazie cara Antonella. Un abbraccio affettuoso.